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15 - MENTIRA POR OMISIÓN



Tenía pensado contaros esta vez lo de que me han descubierto en su serología pero finalmente, anoche, tuve una interesante conversación con un chico en Grindr.

El tipo me llamó directamente por el blog (conecté mi perfil con mi cuenta de Instagram y por tanto con el JOURNAL POSITIF). Me contó que había conocido a un chico y que éste le había dicho que era seropositivo después de unas semanas de relación. Me dijo que era una traición, una mentira, y que le daba pánico haber contraído el virus. Al profundizar, me di cuenta de que siempre habían tenido sexo seguro. Me pareció importante hacerle saber que si este chico era indetectable y, además, se habían tomado las medidas de protección, la preocupación era obviamente innecesaria.

Cuando me leyó, parecía un poco tranquilo, sobre todo por la indetectabilidad.

Me interesaba el resto de su historia con este chico. Tras enterarse de ello, había puesto fin a su relación, alegando que ocultárselo había dañado su confianza y, por lo tanto, lo había enfriado claramente. Admito que puedo escuchar algo de esto. Sin embargo, también puedo entender a la otra persona, la que es seropositiva y quiere conocer a alguien con la mayor normalidad posible y no quiere necesariamente hablar íntimamente en la primera cita.

Intenté hacerle entender a este chico que no era por placer, que no necesariamente hablábamos de inmediato, sino más bien para que la otra persona se concentrara en nosotros, en lo que somos, y para que nos diera una oportunidad real de tener un buen encuentro. Yo mismo he tenido que decir a muchos enamorados que soy seropositivo y a menudo me han rechazado por ello.

Inconscientemente, esto desordenó mi cabeza y mis intenciones con mis encuentros posteriores. Pero pronto me di cuenta de que no hablar de ello no era una solución en absoluto. Quería que este chico entendiera que no atreverse a contarlo no era una mentira o una traición (en este caso), sino más bien un problema básico creado por la forma en que la sociedad mira a las personas con VIH. Una visión que genera vergüenza, miedo a la otra persona y, por tanto, miedo a poder hablar de ello.

Personalmente, cuando me doy cuenta de que alguien me miente o me oculta cosas, me pregunto inmediatamente: "¿Por qué esta persona no tuvo la suficiente confianza para decirme la verdad?

Intento dar un paso atrás aunque la solución fácil sea hacer sentir culpable a la otra persona sin cuestionarme a mí mismo. Y si no me apetece dar ese paso, probablemente sea porque estoy buscando una excusa para huir.

No sé si este chico escuchó el mensaje que intenté darle. Por mi parte, hoy ya no tengo que "revelar" nada ya que el JOURNAL POSITIF se encarga de ello por mí. Es un verdadero alivio y mi enfoque es muy bien percibido y aceptado. A menudo me dicen que tengo "cojones", y admito que prefiero que me vean como el chico que se atreve a enfrentarse a la mirada de los demás, que habla claro, en lugar del antiguo yo que miraba hacia abajo y tenía miedo de todo.

He conocido a algunas personas desde entonces. El blog siempre entra en la conversación para crear un poco de debate y eso me gusta.

Hay que pasar por muchas etapas para aceptar el estado del VIH. Aceptación de uno mismo, de los amigos, de la familia. No es fácil hablar de ello tomando una copa cuando has conocido a alguien. Y entonces llega el día en que te importa un bledo lo que piensen los demás.

Para algunas personas, esta última etapa se produce muy rápidamente, para otras (yo) lleva un poco de tiempo y, por desgracia, para muchas, nunca se verbalizará ni se afirmará.

Sé que la mayoría de los seropositivos se dicen a sí mismos: "No tengo que hablar de ello, no es asunto de nadie, es privado, no define mi personalidad, no quiero preocupar a la gente, a mis amigos, tengo miedo de perder mi trabajo si lo digo...".

Me convencí de todo esto, porque me tranquilizaba la idea de controlar la difusión de esta información. Excepto que estaba muy equivocado. Es un camino y nunca pensé que tuviera alma de activista. Sin embargo, eso es lo que estoy haciendo.

Ayer tuve la sensación, cuando hablaba con este chico que estaba un poco perdido, de que nuestro intercambio había aliviado realmente sus temores. No sé si mi intervención en nombre del otro chico fue bien recibida, pero creo que lo que se calificó como una traición imperdonable no es necesariamente responsabilidad del chico seropositivo, sino de la intolerancia de la sociedad y de las consecuencias que puede tener en los seropositivos. Por supuesto, cada situación es diferente y se trata de una mentira por omisión durante un periodo de tiempo relativamente corto sin asumir ningún riesgo.

Quizás con iniciativas como el JOURNAL POSITIF, que a priori tranquiliza a mucha gente según los ecos que he escuchado, cambien las mentalidades. Al menos eso espero.


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